INCAA y el financiamiento: una mirada del cine por y para todos
Por Abril Urcola*

"El consumidor puede proyectar a lo que mejor le parezca sus emociones, sus restos de mimetismo, a lo que le ponen delante."
T. Adorno en Teoría Estética p. 30.
El cine se constituyó como el gran arte de las masas a principio del siglo XX. Mucho de esto tiene que ver con que en su origen es el único arte que contiene la reproductibilidad técnica en sus condiciones tecnológicas. El cine, el gran contador de historias, es el medio que desde su nacimiento tiene la posibilidad de reproducirse y replicarse a gran escala. En Cinema Paradiso (1988) vemos al cine actuar como un espacio de reunión social y de entretenimiento para las masas. En las primeras proyecciones la principal atracción era el cinematógrafo, pero con el tiempo, el foco pasó hacia lo que se proyectaba en la pantalla, y las historias hicieron que la gente se reúna en las salas. Con el crecimiento exponencial de este tipo de entretenimiento se comienza a diversificar la manera de contar historias. Cada país encuentra su forma propia, su voz propia. Inclusive es un medio adoptado por la política para poder llamar la atención del proletariado. Aparece el sonido, la cámara sale a la calle, las películas viajan por todo el globo, pero ¿cómo se financia toda esa fiesta?
Si vamos a hablar de cine no podemos evitar pensar en la Nouvelle Vague francesa que vino a romper con el sistema de estrellas estadounidense: afuera de los estudios las caras se vuelven desconocidas. La manera de estructurar las narraciones deja de ser tan lineal, aparecen los tiempos muertos. Los directores en algún momento fueron críticos y ahora están detrás de las cámaras. Entre 1959 y 1960, el gran André Malraux -novelista y director de cine francés- fue ministro de cultura de Francia y propuso el plan Avances sur recette, un modelo revisado hasta hoy en día mediante el cual se brindaba un sistema de protección a la producción cinematográfica. El Estado francés otorgaba a las producciones un avance o anticipo sin interés a pagar, y una vez que los filmes eran proyectados puertas adentro, se comenzaba a pagar aquel préstamo. Así, la intervención del estado permitió que vieran la luz incontables producciones de los hoy tan reconocidos directores de esta corriente, entre ellos, Godard, Truffaut, Resnais, Vardá y Duras.
En Suecia, la cuna de Ingmar Bergman, en 1963 se produjo una reforma cinematográfica que eximia a los espectáculos de pagar el 25% del valor de las entradas en impuestos, y se liberaron fondos para fomentar la realización de películas de calidad.
En la actualidad, Italia, cuna del neorrealismo italiano, tiene un Fondo para la Incentivación de la Inversión del Cine y el Audiovisual. Este fondo es alimentado por el 12% de la recaudación de la industria y busca fomentar y financiar un 60% de las producciones. Es decir, este es un modelo de autofinanciación en el que las mismas salas y los espectadores hacen que la rueda circule.
Ahora bien, volcándonos hacia el sur, en Argentina se sancionó en el año 1994 la Ley de Fomento a la Cinematografía Nacional 24.377. Pareciendo seguir el modelo europeo, esta ley determina la creación de un Fondo de Fomento Cinematográfico con el fin de subsidiar producciones y difundirlas. Regulado por el INCAA -Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales- se propone un sistema autárquico en el que el sustento se obtiene a partir del 10% de cada entrada entregada gratuita u onerosamente a un espectáculo cinematográfico, el 10% aplicable sobre el precio de venta o locación de cualquier tipo de videograma grabado destinado a exhibición y el 25% de las sumas percibidas por el Comité Federal de Radiodifusión. Así, el cine en parte se financiaría a si mismo con cada espectador que pisa una sala, ya sea para ver un filme nacional como para ver una cinta de los grandes estudios internacionales. En los últimos días la opinión publica se ha posicionado en contra de lo que los festivales internacionales dicen de nuestro cine. En general, la gente opina que nuestra industria es mala. Pero tal como menciona la cita de Theodor Adorno que encabeza este artículo, la industria cultural también produce sujetos que reaccionan solo ante lo que se les pone delante. Por lo tanto, lo que la media considera "cine malo", que debe ser cortado de financiación, es solo una parte de la producción total de nuestro país.
¿Qué es, entonces, lo que está sucediendo con el cine argentino?
De la mano con lo último, lo que está sucediendo es un recorte en el presupuesto que permite diversificar la oferta de películas. En el año 2017 se votó la negativa para la continuación del Fondo de Fomento y la fecha de caducidad de este es el próximo 31 de diciembre. Por otro lado, durante la pandemia, el rubro fue uno de los más golpeados: las salas estuvieron cerradas casi un año y las producciones suspendidas otro tanto. Además, debemos tener en cuenta el vuelco de los consumidores a los servicios de streaming y la preferencia de esperar a que las cintas sean subidas para ser vistas cuando y donde quieran. En enero vio la luz una resolución, la 6/2022, que extendía la ayuda al área hasta el 30 de junio de 2022, otorgando la suma de hasta 18 millones de pesos para películas nacionales de animación, 15 millones de pesos para ficción y 8 millones de pesos para documentales. En los últimos días de marzo, comenzó a circular otra resolución -345/2022- que establece que una película de presupuesto medio tiene un costo de 96 millones de pesos, que la cifra debe ser conocida por las entidades participantes y que en caso de proyectos con diferencias mayores o menores al 15% serán consideradas películas de alto o bajo presupuesto respectivamente. Con esta resolución, el área de producción audiovisual considera que se está poniendo un tope a la ayuda que pueden recibir del organismo que debe ampararlos, limitando su trabajo. Los y las trabajadoras y estudiantes cinematográficos no se quedaron de brazos cruzados y convocaron el 11 de abril a una movilización en la puerta del INCAA para reclamar con la continuidad de una industria que construye también identidad nacional. El gobierno de la ciudad reprimió la manifestación, el ministro de cultura de la nación se acercó a las inmediaciones; el primer mandatario confirmó mediante el decreto 183/2022 el desplazamiento del presidente Luis Puenzo del Instituto por su notable falta de competencia. De todas maneras, el cine sigue a la deriva. Es importante destacar también la cantidad de piezas de alto valor histórico que se encuentran a la deriva porque no existe un plan para restaurarlas y que puedan ser exhibidas. El cine argentino, que tantas veces fue halagado en el exterior, parece no importar a la hora de pensar en la construcción de una identidad propia, de un arte por y para los argentinos, desde la periferia y para la periferia. Tampoco parece importar que sea una herramienta para hacer del arte un acto político, de hecho, hasta parece que Puenzo mismo se ha olvidado de esto. Quedamos a la espera de declaraciones del ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, que se reunirá el lunes con el ex presidente del organismo y su reemplazo, Nicolás Batlle, para poder determinar cómo sigue entonces la industria nacional cinematográfica.
Referencias:
- https://telos.fundaciontelefonica.com/archivo/numero032/las-ensenanzas-del-modelo-frances/
- https://cineuropa.org/es/newsdetail/304426/
- https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-24377-767/texto
- https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/255739/20220105
- https://www.boletinoficial.gov.ar/detalleAviso/primera/260192/20220401
- https://www.boletinoficial.gob.ar/detalleAviso/primera/260884/20220413
- Adorno, T. (2004). Teoría estética Obra Completa, 7. Ediciones Akal para lengua española. Madrid.
- Benjamin, W. (1972). La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica en Discursos Interrumpidos I. Ed. Taurus. Frankfurt.
- Martin Kruse, A. K. (2016). Las diosas del norte. Modelos alternativos de transformacion social y politica.
* Abril Urcola es estudiante de la Licenciatura en Artes, en la Facultad de Filosofía y Letras UBA.