FMI y deuda: Las acciones que comunican la estrategia política del gobierno
Por Nicolás Galván

Cuando se habla de la deuda en Argentina, muchas veces se cree que todo es un tecnicismo económico, que se resuelve solamente con variables económicas. Pero el gobierno hoy no encuentra soluciones inmediatas en lo económico, básicamente porque los números no cierran, los dólares escasean y el COVID-19 (y sus variantes) continúa siendo un problema para el país, entonces el ejecutivo se vio en la obligación de desplegar una fuerte estrategia política que comunica más de lo que dicen sus propios actores.
Hubo fumata blanca, y hoy 28 de enero el gobierno llegó a un acuerdo con el FMI. Primero hubo un video grabado de Alberto Fernández, en el que anunció la llegada a buen puerto de las negociaciones y luego hablaron el Jefe de Gabinete Juan Manzur y el Ministro de Economía Martin Guzmán, para explicar los detalles técnicos del plan. La urgencia de dólares y tiempo logró que, lo que no se pudo resolver totalmente por la vía económica, se haya solucionado con una maniobra para conseguir todo el apoyo político posible, tanto interno como externo. En lo que respecta a la política local, tanto Fernández y Guzmán, encabezaron hace unos días una reunión con los gobernadores y gobernadoras del país para explicar diferentes puntos sobre la deuda contraída en 2018, como por ejemplo los plazos y los montos a pagar. Pero no solamente eso, sino que también se resumió en dicho encuentro, sin entrar en muchos detalles, las discrepancias que existen entre el plan argentino y el del FMI para llegar a un acuerdo.
Juntar a los y las dirigentes provinciales, sean del oficialismo o de la oposición, responde a esta búsqueda de apoyo y comprensión sobre la situación de las finanzas nacionales y las decisiones (¿ajustes?) que hay que tomar. Porque, además, los gobernadores y las gobernadoras tendrán que entender que habrá sacrificios que hay que hacer, lo que se traduce en dinero que no se repartirá a sus distritos, e irá al pago de la deuda. Los diferentes fondos de alta discrecionalidad que se manejan en el sistema federalista argentino pueden verse mermados ante este nuevo acuerdo al que se ha llegado, ya que todavía falta que pase por el Congreso nacional.
Sorpresivamente, el representante de la oposición que no se presentó en esa reunión fue Horacio Rodríguez Larreta, una de las figuras más importantes de Juntos. Pero la que tomó la posta al hablar fue otra de las principales figuras, Patricia Bullrich, diciendo que el apoyo de Juntos se iba a dar si el acuerdo al que llegasen el gobierno y el FMI es razonable. Mientras que otros actores políticos de este partido, como Cristian Ritondo y María Eugenia Vidal, también comunicaron su opinión, pero en sus redes sociales, y dieron su visión sobre la deuda tomada en 2018 por Mauricio Macri y para qué se utilizó. Esta es la situación a nivel local con la que se encuentra el oficialismo, con la otra fuerza política más grande del país exigiéndole condiciones para brindarle su sostén; y a la vez tratando de llegar a un gran consenso nacional con los gobernadores y gobernadoras que le permita al presidente y al equipo económico un mayor grado de maniobrabilidad en la negociación frente al organismo internacional de créditos. Algo que con el anuncio de hoy, podremos verlo en los meses siguientes.
A nivel internacional, la búsqueda de apoyo político arrancó hace bastante. En un primer viaje, Alberto Fernández sabiendo las dificultades que se venían en el pago de la deuda, en mayo de 2021 empezó la gira por Europa, consiguiendo los apoyos de diferentes mandatarios del Viejo Continente, e incluso del Papa Francisco, con el que tuvo una reunión. Más cerca en el tiempo, ya en octubre de 2021, viajó a nuevamente a Europa, pero esta vez para participar de la cumbre climática de Glasgow y del encuentro G20, éste último específicamente en Roma, donde llegó a encontrarse con la titular del FMI, Kristalina Georgieva. Pero el objetivo de la gira no era solamente esta reunión, ya que el evento congregaba a diferentes jefes de Estado de todo el mundo, con los que el presidente no había tenido posibilidad de reunirse en la primer gira europea, y de los cuales el gobierno entiende que su respaldo frente al organismo internacional fue crucial para llevar adelante una sólida negociación y con una mayor fuerza.
Este 2022 la estrategia internacional puso primera apenas arrancó el año, y el Ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero, se reunió con Antony Blinken, el Secretario de Estado de EEUU, el país del que se espera el aval más importante en las negociaciones por la deuda. El diplomático estadounidense, ahora preocupado seguramente por la situación entre Rusia y Ucrania, expresó en su perfil de Twitter sus impresiones sobre la reunión. Mientras que el gobierno argentino, mediante su vocera oficial, Gabriela Cerruti, prefirió no darle una valoración explicita al encuentro.
Estados Unidos no solamente se presentó como un actor clave para la renegociación de la deuda, sino que vale recordar que fue muy importante para la adquisición de la misma. Hace unos años, Mauricio Claver, ex asesor de Seguridad Nacional para América Latina de la Casa Blanca, comentó que el gobierno estadounidense tuvo incidencia política en el FMI para que se le otorgue a Argentina el crédito Stand-by más grande de la historia del organismo de créditos.
Las evidencias de las diferentes reuniones y variados viajes que está realizando el poder ejecutivo nacional hablan, dicen, comunican. Vale recordar que la comunicación en política no es solo lo que se dice, sino toda aquella acción u omisión de la cual se desprende un significado, es más, muchos expertos se arriesgan a decir que "todo comunica". Todos estos actos representan una estrategia llevada a cabo por parte del gobierno para conseguir un respaldo político tanto nacional e internacional, lo que le permitió al país acercar sus condiciones en la renegociación de la deuda y llegar a un arreglo, algo que nos habla a las claras de que cuando los números no cierran y la economía no acompaña, es la política la que empieza a jugar fuerte para llegar a ese ansiado acuerdo.